Llevas varias semanas diseñando tu web. Has invertido tus mejores neuronas en cada una de las páginas que la componen. El servidor que te recomendaron responde a la perfección, es algo más caro de lo que tenias en mente pero vale la pena. También tienes «configurado» Google Analytics. Es el momento de publicar tu web.
Un mes después abres con nerviosismo tu panel para ver qué tal. Has invertido algo de dinero en Adwords y mucho tiempo en redes sociales. Lo primero que miras es el numero de sesiones. Todo fenomenal, hace un mes tenias una (la tuya) y ahora tienes 300. Perfecto, vas por el buen camino.
El peligro de las «vanity metrics»
Siento ser yo quien te lo diga, pero acabas de cometer tu primer error. Te haré algunas preguntas:
- ¿Estas visitas están cumpliendo los objetivos de la web?
- ¿Están de paso o han encontrado algo interesante?
- ¿Han llegado a tu web por los anuncios o por las redes sociales?
- La más importante para el final, ¿te ayuda esta métrica a tomar alguna decisión?
Estas midiendo algo que en realidad no aporta nada y tampoco te ayudará a mejorar. Sólo te dice que tienes un ego muy grande.
Empieza por los objetivos de negocio
Seguro que sabes por qué tienes una web. Pero ¿te has planteado para qué la tienes? Si nunca te lo has planteado es el momento de hacerlo. Piensa en tu negocio y cómo podría ayudarte la web a mejorarlo. Tal vez vendiendo por ti, o captando clientes que luego vayan a tu tienda. A lo mejor necesitas centralizar la atención al cliente y así tener más tiempo para otras tareas. Dependerá de tu tipo de negocio.
Ahora plantea unos objetivos, decide hasta dónde quieres llegar con tu web. Pero cuidado, no vale decir «quiero tener más clientes». Los objetivos que te marques deben seguir el principio SMART (eSpecíficos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y acotados en el Tiempo). Ahora tu objetivo es «quiero duplicar el número de conversiones en un año».
Ahora define los KPIs
-¿Los capequé?
-Los KPI
-Melospliques…
-Sin problema 😉 Los KPIs son los Key Performance Indicators, que viene a significar indicadores clave de rendimiento. Como ejemplo pueden servir el número de conversiones según la fuente de tráfico, el tiempo de permanencia por página o el listado de productos más vendidos. La clave de estos indicadores es precisamente esa, la clave. Debemos medir aquello que hará mejorar nuestro negocio, es decir, los objetivos. Si seguimos el ejemplo un KPI podría ser el número de conversiones.
-¿Pero el número de conversiones no es otra forma de medir el ego?
-Cierto, sigue leyendo que ya estamos terminando.
Las métricas accionables
Este es el término que debes tener presente cuando decidas tus KPIs. Ya no estamos midiendo lo guais que somos, sino dónde podemos mejorar. Estos indicadores serán los que pongan la atención en el grano que nos ha salido en la frente y no en lo azules que tenemos los ojos. No podemos hacer que nuestros ojos sean más azules, pero podemos curar el grano.
Piensa para actuar, hazte preguntas como:
- ¿Todos los articulos de mi blog gustan por igual?
- ¿Cual es la fuente de tráfico que más convierte?
- ¿En qué punto del proceso de compra se produce el abandono?
Estas preguntas generan KPIs que te permiten tomar decisiones y, lo que es más importante, mejorar tu web. Así que te recomiendo que cambies el espejo por la lupa y te pongas a medir de verdad. Cuesta un poco más, pero a la larga obtendrás resultados. ¿O quieres seguir mirandote al ombligo?